sábado, 14 de noviembre de 2009

PRINCIPIO DE LA VIBRACION

Los Siete principios que rigen el Universo fueron escritos por Hermes Trismegisto, el tres veces grande, y plasmados en el Kybalión por los Tres Iniciados, estos principios son: El Mentalismo, La Correspondencia, La Vibración, La Polaridad, El Ritmo, La Causa y Efecto y La Generación.

Se que soy un profano más y que tal vez no tenga los conocimientos necesarios para poder arriesgarme a escribir este análisis, para poder entender por completo las complejas enseñanzas, pero desde mi entendimiento trato de expresar lo que he podido aprendido acerca del Principio de La Vibración, de su interrelación con la cimática y las Ondas de Shuman, los chakras y como nos interrelacionamos todos en el todo gracias a La Vibración.

Primero les explicare como es que me interesé en este tema, una noche estudiando tuve en mis manos el articulo que escribiera Josep Guijarro “¿Cuál es el verdadero origen de esta sociedad? LA HISTORIA OCULTA DE LA MASONERIA”, y ahí hablaba acerca de la transición que llevó a los gremios de constructores a convertirse en la masonería tal y como la conocemos en la actualidad…El caballero Ramsay introdujo la “la hipótesis templaria”… Muchos creen haber encontrado en la capilla de Rosslyn el nexo definitivo que uniría el destino de la Orden del Temple y los maestros canteros.” [1].

El tratar de averiguar mas acerca de estos nexos entre la Orden del Temple y los Masones me llevo a estudiar un poco más acerca de la capilla de Rosslyn, y gracias a esto pude entender un punto que para mi persona hasta ese día era muy difícil de comprender LA VIBRACIÓN, estudiando acerca de Rosslyn pude encontrar el estudio realizado por Thomas Mitchell y su hijo Stuart, el primero un ex músico y ex descifrador de códigos de la las fuerzas aéreas británicas y el segundo un pianista, después de 25 años lograron descifrar una partitura dentro de las inscripciones de la capilla escocesa de Rosslyn, esto no me hubiera llamado la atención de no ser de que manera es que ellos encontraron oculta entre la iconografía de Rosslyn dicha partitura, a ellos les llamo la atención 13 ángeles músicos esculpidos detalladamente en los arcos de la capilla y los 213 cubos que les acompañaban y describían pautas geométricas. “Tienen un detalle tan exquisito y tan bello que pensamos que ahí tendría que haber un mensaje” de esa forma fue como Stuart Mitchell se lo explico a Reuters.

Y es donde yo me dije 213 cubos, música, que es lo que tiene que ver la música con los cubos, y me decidí a entender un poco más el secreto de la llamada Rosslyn Motet, nombre que le diera Mitchell a la pieza musical encontrada en Rosslyn”; lo que los Mitchell hicieron fue comparar los 213 con un antiguo sistema de composición, la cimática, o pautas Chladni; Chladni fue un físico alemán del siglo XIX, considerado el padre de la acústica moderna, estudió la naturaleza de las vibraciones según los tonos musicales y la propagación del sonido en cuerpos sólidos. Estos estudios los realizo 4 siglos después de la construcción de la capilla de Rosslyn, con lo cual se puede inferir que los constructores de dicha capilla ya conocían los secretos del sonido y de las vibraciones, es decir la LEY DE LA VIBRACIÓN, Nada esta inmóvil, todo se mueve, todo vibra.



Y es aquí donde me detengo a pensar será que los masones del siglo XV conocían ya el efecto de las vibraciones en los sólidos y de ser así conocían su efecto de las vibraciones en los organismos. En la actualidad se viene estudiando la dinámica del universo, la cual esta regida por la función de onda, en otras palabras nuestra realidad es como una suma de ondulaciones o vibraciones. Desde la luz hasta los terremotos, aun en los procesos sociales, con lo cual se demuestra de manera científica la LEY DE LA VIBRACIÓN.

Pero como es que nos relacionamos, como es que nuestra vibración se relaciona con la vibración de la tierra, del universo; para eso hay que analizar las llamadas Ondas de Schumann, en la década del 50 el Dr. Schumann descubrió el efecto de resonancia del sistema tierra-aire-ionosfera, llamado hoy ONDAS SCHUMANN, lo más interesante de todo esto es que dichas ondas vibran en la misma frecuencia que las ondas cerebrales de los seres humanos y de todos los mamíferos en general (frecuencia del hipotálamo) , lo cual es 7.8 Hertz (ciclos por segundo), ya que es la frecuencia del hipotálamo de 7.8 Hertz la única que es exactamente igual en todos los mamíferos, debido a que el ritmo Alfa del cerebro varia de persona a persona pudiendo ser 9, 10 u 11 Hertz, además que la frecuenta de 7.8. Hertz es una constante normal biológica.

Posterior a estos trabajos ya en los años sesenta, el Dr. Hans Jenny, demostró gracias a sus experimentos de arena fina, platos de metal y un generador especial de frecuencia y una bocina, que el sonido puede alterar formas, y gracias a este experimento se pudo visualizar las diferentes formas que las frecuencias producen, y así mismo se pudo determinar que diferentes frecuencias producen diferentes resultados, y que el sonido es realmente el crea y mantiene la forma. También demostró que cuando las vibraciones del sonido pasan a través de un medio, hay un patrón fijo que las acompaña, cuando la frecuencia incrementa, el medio se torna en un patrón más complejo.

Ya con estos conocimientos en la ex Unión Soviética se realizaron diferentes experimentos donde se han encontrado campos magnéticos de 7.8 – 8 Hertz y sus frecuencias armónicas en los procesos de sanación (Reiki) y otros procesos mentales.

Pero no solamente existe la vibración a nivel físico, energético o musical, la vibración también se manifiesta en los sentimientos, los pensamientos, en la psiquis del ser humano. Son estas vibraciones las que más nos afectan en nuestras vidas, por medio de la vibración de los sentimientos es que nos afectamos a nosotros mismos y a los demás organismos del universo, es muy sencillo darse cuenta de cómo es que afectan dichas vibraciones a nuestro entorno, no hace falta que estemos durante una pelea en la cual se han agredido fuertemente de palabras y sentimientos para que cuando entremos en la habitación sintamos que el ambiente esta pesado o cargado como se dice común, tampoco hace falta cuando estamos en una reunión en la cual hay dos personas del sexo opuesto las cuales se atraen mutuamente que ni siquiera se hablan o se miran para que sintamos que existe una química entre ellos, son las vibraciones que existen en el ambiente las cuales nos comunican lo que esta sucediendo, o que sucede en el pasado y así mismo son esas mismas vibraciones las cuales son indican que es lo que sucederá en el futuro.

Mediante estos conceptos es que el sonido, la vibración puede interactuar con todos los organismos y con el universo, dondequiera que vemos, podemos describir lo que vemos en términos de la vibración y si podemos nosotros vibrar con la misma intensidad podemos conectarnos con ese organismo, como se ha podido apreciar LA LEY DE LA VIBRACION, la cual nos fue dada por el Maestro Hermes Trismegisto, en la actualidad puede ser comprobada por medio de diversas ciencias, pero esto no es lo importante, lo importante es saber como utilizar esta ley, como tenemos que prepararnos para utilizarla, que debemos de aprender para poder lograrlo.

Lo primero que tenemos que hacer para poder poner en práctica LA LEY DE LA VIBRACION, es tratar de ver en que manera nos afecta a nosotros las vibraciones, es decir, en que podemos sentir más fácilmente la vibración, primero juntemos nuestras manos y rápidamente frotémoslas hasta sentir las palmas de las manos calientes, luego separen las manos y juntémoslas lentamente, sentirán como si existiera algo entre sus manos, esa energía que sienten se presenta en forma de vibración, lo primero es lograr sentir esa energía sin necesidad de frotar sus manos, concentrar la mente para que la energía fluya, logrando dominar esto podremos lograr examinar nuestra propia vibración.

En posteriores escritos explicare de que manera he ido evolucionando en la práctica de la vibración, hasta ese momento me despido de todos ustedes.


[1] Revista Fenix 2007, ISSN versión electrónica 1993-7008, Año XVI No 46

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